martes, julio 04, 2006

Santiago

Y que al final ir o venir, volver o partir, ser o parecer, se vuelven todos una misma cosa. Santiago no perdona al que se aleja de la patraña. Santiago me condena. Una cadena perpetua de luchas constantes, de batallas, de gruñidos... todos ellos sin una meta evidente, sin un fin, vacíos. Mi plan es tan mezquino. Soy Vicente o quizás Mauricio, José, Pedro, Martín o Diego. No importa si voy solo, nadie puede reconocer mi nombre y separarme de los otros en las avenidas llenas de gente. Nadie puede saber quien soy. Nadie lo sabrá. Soy un hombre devorado por esta urbe atragantada con su propia existencia. Soy un hombre que no empieza y que no termina, soy un hombre.

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