sábado, marzo 14, 2009

Interminable

Manejaba con la mirada al frente, y sus pensamientos hundidos muy adentro de sí. Llevaba bastante tiempo divagando sobre cómo sobrevivir otro año así. Cómo evitar perderse, bajo una piel que cada día se cubría de más vacío y ansias. Parecía que su hambre de compañía sería una constante, una triste rutina de la cual no sabía cómo escapar. El tiempo no le había dejado nada más que mucho trabajo y una cama silenciosa al caer la noche. Y tenía miedo. Miedo de haber olvidado cómo estar con alguien. De no saber seducir a una mujer. De haber agotado su cuota de amor en esta vida. Sus manos solo podían recordar como ecos lejanos la suavidad de una piel, la dulce melodía de una voz, de unos jadeos, la dulce tortura de dormir hundido en un mar de finas hebras cobrizas, el emerger del sueño para contemplar a ese ser que había calado en su alma. Y entonces, volvía su mirada otra vez afuera. Y allí seguía el camino. Interminable. Y así pasaban sus días, entre el vacío y el miedo, entre el hambre y la espera.

domingo, marzo 01, 2009

Breve disquisición sobre los formatos en que se puede presentar un hombre

Hay hombres:

Pelados, peludos y otros mal distribuidos.

Grandes, pequeños y medianos.

De manos ásperas, húmedas o suaves.

De espaldas anchas, encorvadas o absolutas.

Perfumados, nauseabundos o inoloros.

De caricias juguetonas, avasalladoras o sensuales.

De besos rápidos, insípidos o exquisitos.

De conversaciones, vacías, aburridas o fascinantes.

De rostros interesantes, horribles o perfectos.

Eufóricos, cabizbajos o equilibrados.

Sírvase adjuntar sus propias categorías.