sábado, marzo 14, 2009

Interminable

Manejaba con la mirada al frente, y sus pensamientos hundidos muy adentro de sí. Llevaba bastante tiempo divagando sobre cómo sobrevivir otro año así. Cómo evitar perderse, bajo una piel que cada día se cubría de más vacío y ansias. Parecía que su hambre de compañía sería una constante, una triste rutina de la cual no sabía cómo escapar. El tiempo no le había dejado nada más que mucho trabajo y una cama silenciosa al caer la noche. Y tenía miedo. Miedo de haber olvidado cómo estar con alguien. De no saber seducir a una mujer. De haber agotado su cuota de amor en esta vida. Sus manos solo podían recordar como ecos lejanos la suavidad de una piel, la dulce melodía de una voz, de unos jadeos, la dulce tortura de dormir hundido en un mar de finas hebras cobrizas, el emerger del sueño para contemplar a ese ser que había calado en su alma. Y entonces, volvía su mirada otra vez afuera. Y allí seguía el camino. Interminable. Y así pasaban sus días, entre el vacío y el miedo, entre el hambre y la espera.

5 comentarios:

mimi dijo...

Que.. bonito
es impresionante me he quedado sin palabras...
Cuando crezca quiero escribir asi de bien como tu y eso que ahora solo estoy aprendiendo.

espero tus proximos textos
besos
(L)

Jim™ dijo...

me mataste...

CHELO dijo...

hungry like a wolf

Asile Arabrab dijo...

Sublime!!!

Lovage dijo...

Creo que jamás se olvidan algunas cosas del amor, creo que la llegada de un amor después de una larga espera es incomparable.