viernes, agosto 29, 2008

Mis lugares seguros

Vengo de casa de una amiga, donde compartimos una once cargada de estrógenos.

La misma casa en donde compartimos el sábado, una noche llena de risas.

Las mismas personas con las que me doy rienda suelta y me siento feliz, así sin peros.

Dentro de tanta trifulca emocional que ando trayendo, saber que hay un espacio, un refugio para dejarme ser deslenguada, gritona y también melancólica, es algo notable.

Poder hablar de lo humano, poder disfrutar de lo divino y llegar al medio para encontrarnos entre copas y goloseos, jugando hasta la madrugada, es una alegría. Una alegría que ha dado una de las notas más dulces de este año que se arranca. Ese espacio que ha sido uno de los más importantes este año.

Otro ha sido mi familia, mi Luna, habitada por una inconmensurable belleza que se cuela por entre sus poros. Mis hermanos.

Esos han sido mis espacios para ser, para descubrirme, para aprender, para reír y llorar. Lugares en los que cobijarme ante la pena y desde los cuales las palabras me lanzan para continuar pa`delante, haciéndole frente a mis tristezas endémicas.

Claro, porque estos lugares seguros, no tienen que ver con el asegurarse, sino que con el querer. Están más cerca del disfrutarse que del dejar ser. Coinciden más con aventurarse que con perdurar.

Así, codo a codo con sus risas, me voy nutriendo. Voy sintiéndome más valiente, con una retaguardia presta a alinearse si algo sale mal. Voy encontrando ideas para discutir, y crear esperanzas, encuentro consejos sensatos y sentimientos descabellados. Historias hilarantes y otras patéticamente vergonzosas...

Empiezo a rearmarme, en un lugar donde siento, que no necesito más que ser. Que con eso basta. Que no es poca cosa.

Todo encerrado en un tenue lazo.

Gracias.

lunes, agosto 25, 2008

Contención colectiva

Si te digo que nadie tiene la razón, si te digo que todo es solo un juego de tu imaginación…no me creerías, así que prefiero quedarme callada, recibiendo algunos golpes. Trato de anestesiar el sonido palpitante del dolor que sube desde mis magulladuras

Pienso en las puertas del metro que se cierran. La presión de la gente me aplasta, haciendo que el sufrimiento se agudice como una pieza clásica llegando al climax. Nadie sabe. Pero solo la masa compacta me mantiene de pie. Solo la imposibilidad de encontrar espacio para desplomarme, me permite seguir así. Aferrada a la masa de cuerpos que, sin notarlo me sostiene. Bendito Transantiago, que contra toda verdad evidente, sirve para algo.

sábado, agosto 23, 2008

De duelos y vida...

Hace unas semanas falleció la bebé de tan solo meses de una colega. A penas saberlo, lloré. Aún no la había conocido. Solo sabía que se llamaba Aurora Luna.

Lo único que vi ante mis ojos fue el dolor de su madre, de su familia. La pena atravesando todos los rostros de los colegas y amigos que me rodeaban en la estrecha cocina del colegio.

Lágrimas corriendo por su cuenta desde mis ojos, haciendo tan patente la pena, la imagen de los brazos vacíos, del corazón partido de su familia.

Y acompañarla a despedirse de esa pequeña vida. Y estar juntos. Y sentir la pena. Y Compartirla un poco en los otros y tratar de darle fuerzas...

...Y las lágrimas que seguían corriendo. El Sol perseverante en su indiferencia ante estos sufrimientos, nos abrigaba. Pero tenía tanto frío, como si algo se hubiese congelado, como si una parte se hubiese desprendido.

La pequeña Aurora, despedida por tantas voces, por tantas lágrimas. Y su madre cimbrándose ante el dolor como si su cuerpo no fuese más que una hoja al viento, a punto de caer.

Cómo una torre a un paso de desmoronarse…

Y verla. Verla y saber de alguna manera lejana, su dolor.

Y durante esos días, sin ganas de hacer, sin fuerzas para moverme. Con lágrimas apareciendo ante el más mínimo recuerdo.

Y los amigos, preguntando qué sería peor, perder un hijo tan pequeño, o si sería aún más doloroso siendo más grandes… Y yo creo que es igual de terrible, cómo un gran movimiento tectónico en el alma, que nos deja una gran fisura, una falla permanente, latente, que en cualquier instante puede traernos el terror y el dolor.

Y después de todo. Preguntarse qué estoy haciendo, temiendo atarme, sin agradecer realmente cada día por mi propia pequeña, por mis grandes afectos. Por quienes se acercan para trazar un puente entre sus soledades y las mías.

Todo por lo que vale la pena mantenerse en una pieza.

lunes, agosto 18, 2008

Un texto antiguo

I

Gotean los días

(sobre mí)

Escarban los días

la penumbra de mi mente.

El tiempo daga

entra en la memoria.

manos olores gestos

surgen de este toque profundo.

Irremediable,

tu presencia se asoma.

Me gusta más cuando no,

así solo las gotas de los días

son el eco de un ayer lejano,

y puedo seguir –o creer que sigo- y

soñar, aunque no muy lejos.

II

Sobre la carne,

gotean los días.

caminan los abismos.

El cielo infinito deja caer sus gotas de tiempo.

martes, agosto 12, 2008

A quien corresponda:

Ya no quiero seguir esperándote. Me cansé de que aparecieran en mi vida, solo llamaradas del fuego que deberás traerme. Ya no te espero. Si estuviste a mi lado y te dejé pasar, o me ignoraste, será otra broma del tiempo. Lo importante: me jubilo. Me retiro de las pistas. El amor aquél, el con mayúsculas es un bus que nunca llegó, estoy cansada de vivir en la parada, como si estuviera encerrada en una obra de Ionesco. Me voy a otra cosa, a salvar mis energías para otra causa. Le cambiaré la forma al amor que ando buscando. Tengo rabia. Tengo pena. Soy un absurdo. No diré más.

Una confesión

Confieso haber errado buscando el amor, sin darle tregua ni esperas.

En el camino, he dejado unos corazones rotos que aún me penan, acciones que deambulan en mi conciencia.

Una de esas personas, me hizo cerrar mi blog, ya no soportaba sus palabras, pretendiendo una cercanía que se desvaneció hace más de una década. No soportaba el resentimiento de su corazón maltrecho.

Creo que no es el único que ha quedado así después de mí… y sé que llevo ese Karma y que, probablemente, nunca pueda reparar el daño hecho.

Siento que quizás ya tuve todo el amor que merecía, y que en alguno de quienes fueron mis amantes, amigos amores, estuvo aquél que era para mi… y lo dejé partir. No lo sé.

Estoy agradecida, porque sé que me han amado, y que he podido amar…

Pero, últimamente, creo que me retiro de mi búsqueda. Ahora voy a tratar de llenarme de otras cosas. El romanticismo vendrá de la mano de una buena película o un buen libro…creo que incluso mi cuerpo me lo está diciendo…ya no deseo como antes. El último fuego se extinguió hace meses tras una invitación fallida.

Ha llegado mi tiempo de vivir conmigo misma. De evitar huir en los brazos de un hombre, de buscar que me llene con su ser, cuando soy yo la que debo llenarme.

De esperar que me amen y me vean, cuando aún no soy capaz de hacerlo por mi misma.

Quiero abandonar la búsqueda. Quizás me transformaré en la tierra indómita que alguien quiera y venga a conquistar, o permaneceré inmutable y solitaria, recibiendo los oleajes del tiempo.

lunes, agosto 04, 2008

Quiero amanecer

Quiero amanecer, renacer, sentir. La luz bañando tenuemente dejará ver al frío evaporando mi piel gastada y mis ganas inútiles. El rocío bañará mi piel con miles de destellos que romperan los rayos del sol para llenarme de día. Avanzaré por el prado, atesorando cada instante antes que el sol se muestre entre las montañas, sintiendo la hierba acariciar mis pies, señalándome un camino nuevo, una nueva esperanza. Recibiré el sol, bañando mi cara, una lágrima descenderá llevándose todo lo amargo, mis tristes incertidumbres, mis lamentables errores, mis amores pasados. De pie, sobre el prado, con los brazos abiertos, esperaré. Amanecer.