jueves, mayo 15, 2008

Quisiera

Quisiera besar su oreja, recorrer lentamente cada una de sus sinuosidades. Rozarla con mi lengua e invitarle a húmedos parajes.

Quisiera lamer su cuello, sintiendo el tibio olor provocar mi cuerpo.

Quisiera tomar sus manos y besar cada uno de sus dedos, lamerlos y contenerlos en mi boca.

Quisiera llevarlos a recorrer mi cuerpo. A seguir sus alturas, a bajar hasta sus profundas y tibias cavidades.

Quisiera encontrar su boca ansiosa de mí, arrebatándome el aire, buscando ocuparme toda.

Quisiera sentir su respiración agitarse. Sus manos recorriéndome, apretar mi cintura, acercarme.

Quisiera escuchar sus gemidos, mis suspiros de ansiedad, de húmeda espera. Sentir su cuerpo y desear contenerlo, envolverlo. Sentir sus ansias de invadirme.

Quisiera.

¿De quién soy?

Porque no sabía responder a esa pregunta.

Porque no podía evitar repetirla.

Porque había amado o deseado (¿quién puede diferenciarlo?)

Porque había querido tenerlo en ella.

Porque no quiso esperar.

Porque cuando los días pasaron, no llegó.

Porque la espera se cargo de oscuros presagios.

Porque en su vientre un murmullo de vida se levantaba.

Porque otros decidieron por ella.

Por todo eso, tomó las agujas y recuperó su cuerpo, perdiéndolo.

Volvía la pregunta: ¿de quién soy?

Racconto en barrio Concha y Toro

Y entonces, se sentó en el balcón del café, miró la plaza, quiso escudriñar las conversaciones de los otros que deambulaban.

Ordenó.

Volvió a mirar, pero solo recuerdos se cruzaron.

En uno de los portales, una pareja de adolescentes, sentados en el descanso, se besan.

En una banca frente a la fuente, dos mujeres conversan entrada la noche.

Al caer la tarde, dos amigos recorren las calles, ella sedienta, lo bebe con la mirada.

Una niña compra en el almacén una crujiente marraqueta que combina con una tajada de cecina. La muerde, quebrando su corteza.

Mientras el sol se escurre tras los tejados.

Traen su té. Gira la taza, la alza. Bebe.

Desde el balcón contempla la plaza. Pide la cuenta. Paga. Se comienza a levantar, toma el bastón y lo apoya.

Baja con cuidado la escalera, peldaño a peldaño.

Cruza la puerta. Atraviesa la plaza.

domingo, mayo 04, 2008

Sigo aquí

Y aunque tu no lo quieras y yo no lo espere.

Aunque el tiempo me evite y los recuerdos me acosen.

Aunque el río fluya sin mí y el sol no me refleje.

Aunque sus voces no me alcancen y esas manos no me toquen.

Aun después de todo, yo sigo aquí.

Citas

"A veces hablabas del amor de un modo que demostraba que se trataba de una experiencia personal. Te veo sentada en el crepúsculo de una tarde de invierno, con los dedos extendidos ante el fuego, contemplándolo fijamente y diciendo: "No, Stephen; no empieza así; no es cuando dos personas se sienten atraídas, sino en el momento en que comprenden que son distintas, tan distintas que resulta terriblemente doloroso, casi insoportable. Es como el polo Norte y el polo Sur. Es imposible estar más alejados, pero al mismo tiempo no puede haber dos puntos más cercanos en la superficie terrestre, porque entre ambos existe un eje y todo gira a su alrededor."

Christopher Isherwood El mundo al atardecer (fragmento)

"No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta."

(El libro de los abrazos, Eduardo Galeano)

"- No olvide que no sólo Sócrates era feísimo, sino que muchas amantes famosas tampoco destacaban por su perfección corporal. El racismo estético es casi siempre una manifestación de inexperiencia. Los que no han penetrado excesivamente en el mundo de los placeres amorosos, sólo pueden juzgar a las mujeres por lo que ven. Pero los que de verdad las conocen saben que los ojos sólo pueden comunicar una mínima fracción de lo que una mujer puede brindarnos."

La despedida. Milan Kundera

"Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también."

"Las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede nacer de una metáfora."

Milan Kundera