lunes, septiembre 25, 2006

Contigo

Una mirada. Un abrazo. Una caminata. Una tormenta de miedo.

Un viaje. Un amanecer abrazados. Una revelación.

Besos. Palabras. Manos. Abrazos. Momentos.

Cada beso. Cada amanecer. Cada palabra. Cada lazo.

Todos se funden en este sueño. Un sueño que vivo...

Contigo.

lunes, septiembre 18, 2006

Un texto ...

Quise compartir este texto de la Alejandra Maturana, porque ha estado cerca de mi durante mucho tiempo...espero que les guste.

“… Tener la capacidad de amar mucho en poco tiempo. Tener la capacidad de creer en las certezas que tienen que ver con la intuición. Apostar una y otra vez a lo que uno siente, a pesar de que los costalazos dirían que no es bueno apostar tanto y tan de una vez. Poner todos los huevos en el mismo canasto. Luchar por lo que uno quiere. Creer que es el corazón el que dice lo que uno quiere.

Al final todo tiene que ver con la pasión.

Al final la pasión podría ser una gran virtud y parece que, en esta sociedad todos se cuidan. Se ponen el parche antes de la herida, la aspirina antes del dolor de cabeza y el preservativo antes que el apretón de manos. El dolor ha convertido las relaciones humanas en algo peligroso; la frustración ha transformado el amor en algo demasiado arriesgado, el sida ha hecho del amor un arma mortal.

Personalmente admiro la capacidad ilimitada de la cautela en algunas personas y, a la vez, no querría tenerla nunca.

Me salvaría de algunos dolores (de casi todos)

Me salvaría de algunas plenitudes (de casi todas)

Prefiero cree que aún hay algunas personas dispuestas a aventurarse en algo que creen, aunque no venga garantizado, y que estoy lo suficientemente despierta como para darme poder reconocerlas.

Cada vez estas personas son menos, cada vez son llamados débiles porque lloran más, porque las heridas son hasta más adentro, porque no tienen una capa termolaminada protectora entre la piel y los huesos, son una especie en extinción.

El peligro no es la muerte por epidemias, ni por caza en épocas de veda. El peligro es ofrecerles algo que no les será dado; es desatar el torrente de entrega y no tener un equivalente que devuelva las cosas a su sitio y mantenga el equilibrio.

Es hacerles creer que se han encontrado con alguien de su especie para luego dejar de reconocerlos de un día para otro con un poderoso sistema de defensa.

Dan miedo, y nadie se puede culpar por eso.

Estamos acostumbrados a tener bien definido nuestro límite físico por una capa de electrones que nos hace infranqueables, no a que de pronto haya en nuestra sangre una sustancia ajena, aunque sea solo luz.

Donde vean uno de esos seres, cuídenlo.

No muerden, pero suelen besar.

No se van, pero se suelen quedar.

Su fragilidad es toda su fortaleza.

Su desnudez es toda su vestimenta. Si se encuentran con uno, lo más probable es que no se vayan a encontrar nunca más con otro.

Si ven uno, cuídenlo mucho.

Ideofugaz en “Para creer en el corazón” Alejandra Maturana

Pertenencia

Paseo por el centro este domingo. Veo un grupo de humoristas, obvio, me rió.

Sigo caminando, llego a la plaza. Están los artistas, caricaturas, pinturas y fotos…para el gusto del consumidor. También, hay un pie de cueca y, apartados, algunos hombres juegan ajedrez.

Sigo caminando, observo lo edificios, tan silenciosos, tan discretos, guardan los recuerdos de otros tiempos, de otros caminantes como yo.

Me acerco al parque, ya escucho las risas de los niños, algunas guitarras, diviso a algunas personas colgadas de una tela, columpiándose en ella. Cerca de allí, muchos jóvenes, lanzan al aire diversos objetos, y con mucha habilidad los cogen antes de caer.

Entro al museo, aprecio las obras, mientras veo a otras personas que como yo se pasean en lo mismo.

Disfruto.

Tengo hambre, busco algún café que aún tenga mesas. Entro. Ordeno y luego, observo. Mucha gente, mucha conversación. Mucha belleza.

Bebo mi café. Como mi pastel. Ambos saben muy bien. Sentada, agradezco la presencia de todos los que han estado a mi lado. Me percibo parte de algo. Soy feliz.