sábado, noviembre 01, 2008

Cuento

La caperucita se levantó en silencio de la cama. Un nuevo amanecer bañaba el cuerpo del lobo. No quiso hacer ruido, temiendo romper el hechizo de la noche. Tomó su canasta, y se calzó sus zapatos, se acercó y besó suavemente al lobo.

Dio media vuelta, y se alejó. Ahora sin su capa, esa la había dejado cubriéndolo, como su única protección. Su ferocidad se la llevaba ella. Fue el tributo necesario para pasar la noche juntos.

Y todo por salirse del camino.

1 comentario:

Lovage dijo...

Bello!
Personalemte, espero que la capa caiga más veces. No se puede paladear el sabor agridulce de un paseo por el bosque sólo con una vez.