domingo, marzo 23, 2008

Habitación 413

Puso la llave y entró en la habitación 413. Se quedó allí, varada en la puerta, recorriendo con la mirada su habitación. Caminó a la cama y comprobó su firmeza, arrojándose y rebotando sobre ella.

Se levantó y se dirigió al baño, se refrescó y, al levantar su cara, se encontró, frente a frente con su reflejo.

Aquella mirada estacionada en el tiempo, incólume ante una vida imposible, esperándola al otro lado, frente a frente oculta en su reflejo.

Se dispuso a esperar. Así. Solo se descalzó y se sentó en la cama, mirando fijamente hacia la puerta.

El también usaría la llave. La encontraría dentro del sobre con la nota en que lo invitaba a reunirse allí con ella.

Sabía que llegaría, era solo cuestión de tiempo.

Sabía que subiría tomado al pasamanos sintiendo crujir los peldaños de la vieja escalera, del viejo hotel.

Subiría oyendo como se alejaba el ruido de los autos y de la gente. Subiría aferrándose cada vez más, intentando contener su ansiedad, su temor, su deseo.

Al llegar frente a la habitación, pondría su llave, su mano temblorosa, la haría girar y aferrándose al picaporte, entraría, lentamente.

La encontraría allí sentada. Con la mirada llena de risas a causa de su nerviosismo.

Caminaría los pasos que abarcaban la distancia entre ambos con el temor de quien se lanza para alcanzar el otro lado de un precipicio.

Ella se levantaría, sin dejar de fijar sus ojos en los de él.

Él la tomaría de su cintura y la atraería hacia si con fuerza. Se mirarían por instantes eternos varados al costado del tiempo.

Lentamente se acercarían, él a su pelo, ella, a su cuello, olfateándose, impregnándose del otro. Avanzarían anhelándose hasta unir sus bocas, en un beso capaz de traspasar universos.

La humedad de sus almas colándose por sus cuerpos, de boca en boca, de mano en caricia.

Ansiosos, se distanciarían, y comenzarían a desnudarse, descubriendo cada centímetro de piel como si estuviesen ante algo sagrado.

Acercarían sus cuerpos, rozándose lentamente. Tomados de las manos se recostarían en la cama, mirándose largamente.

Sin decir palabra, temiendo que cualquier sonido pudiese quebrar ese instante, rozarían sus cuerpos.

Acariciarían, saborearían y llenarían de verdad esa habitación.

Ella lo montaría despacio, profundo intentando abarcarlo por completo.

El no dejaría de mirarla, de tocarla, de aferrarse a sus caderas. La abrazaría y escucharía sus gemidos. Zambulléndose en sus pechos, sentiría latir su corazón, cada vez más rápido, aunado a sus gemidos, cada vez más breves, más profundos, más fuertes.

Los sonidos del mundo apagados, solo contracciones de placer inundarían el espacio para dar lugar a una paz esperada.

Entonces él la dejaría en la cama, descendería por sus pechos hasta su pelvis, trazando el camino con sus besos y su lengua. Exploraría suavemente sus pliegues y cavidades, llenándose de placer, y deseando estar en ella. La penetraría con fuerza.

Mordería su oreja, sintiendo sus sudores mezclados, estando en ella cada vez más profundo, más absoluto. Aferrado a sus pechos, lamiendo su cuello.

Sintiendo, solo sintiendo, embriagado de ella. Al borde, tomándola de sus caderas, la apretaría hacia si, ahogándose en su mirada se liberaría dentro de ella.

Derrotado, buscaría cobijo en sus labios, en sus besos, en su aroma.

Uno al costado del otro, reposarían.

Con temor se voltearían. Sus miradas se encontrarían, al igual que sus manos.

Dormirían tomados de la mano, frente a frente. Rodeados por el cálido olor del placer.

Despertaba sobre la cama. Entumecida y con frío. Sin abrir los ojos, estiró la mano para encontrarlo, mientras una helada certeza le recorría las entrañas. Sintiendo el eco de la cama vacía, abrió los ojos, dejando que una lágrima escapara.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los sonidos del mundo apagados, solo contracciones de placer inundarían el espacio para dar lugar a una paz esperada.

Ese parrafo me sono a un auto piropo

Paz dijo...

No pes, solo inventiva literaria...Nunca tan fanática de mi misma...la verdad es que no me siento tan segura, ni tan confiada...Creo que hay bastante de bluf en mi extroversión.

Lovage dijo...

A veces igual sire pensar un poquito en lo que hubiese pasado, sólo a veces.