viernes, abril 11, 2008

¿De quién somos?

A partir del fallo del Tribunal Constitucional en contra de la distribución de la "anticoncepción de emergencia" me ha vuelto esta pregunta.

Ya desde hace años, incluso décadas que me indigna sentirme propiedad de otros, en cuanto son otros quienes deciden sobre mi destino.

Puedo trabajar, casarme, divorciarme, escoger gobernantes, cambiarme el nombre e, incluso, venderme al mejor postor, pero no puedo decidir qué pasa en mi útero.

¿Por qué no puedo ser yo quien decida qué hago con mi cuerpo? ¿Quién mas plantó su bandera en mi vientre?

Un amigo, a quien quiero mucho me remite a la columna de Carlos Peña, el cual hace un análisis desde lo jurídico de este fallo y sus antecedentes legales.

Allí aparece la norma que permite al tribunal fallar en contra, que corresponde al deber de proteger la vida que está por nacer, pero también incluye algunos criterios de la discusión en la cual se expresa que las creencias religiosas o personales no debían permear normas tan esenciales.

También menciona otro punto, que es la inconsistencia, ya que sí se permiten otros métodos anticonceptivos que operan de la misma forma que la pastilla de emergencia y, por otra parte, no prohíbe la venta del mentado fármaco, solo su distribución a través del sistema de salud público.

Acompañaba a esta columna un sinfín de comentarios, muchos teñidos de política y muchos, la mayoría, escritos por hombres... parece que el tema de nuestros vientres les importa más a ellos que a nosotras y , también, que esto es una pugna entre derechas e izquierdas…

Para mi es un tema de dignidad, de poder recurrir a los métodos que la ciencia me otorgue para ejercer mi libre albedrío... porque, en ocasiones como estas, pareciera que ese concepto se desdibuja y se remite a una cualidad vedada para nuestro género.

Me cansa que las ideologías particulares constantemente me impongan sus escalas valóricas. Yo creo en otras cosas, veo la generación de la vida desde mi propia óptica y no pertenezco a ningún rebaño que deba ser guiado ni he reconocido a ninguno de estos hombres como mi pastor.

Quisiera que nos dejaran vivir, tal cual como nosotros solo nos atenemos a mirar con curiosidad sus costumbres.

Para colmo entre los comentarios de esa columna aparece alguien que argumenta que la baja en la tasa de natalidad es razón más que suficiente para vedar estos métodos anticonceptivos.. como si nuestro deber sea ése, cual vaca procurar mantener el número de las cabezas de ganado.

Imposible no indignarme. Creo que ya es hora que estos modos de pensamiento y acción sean relegados al olvido. Ojalá que puedan acordarse que yo al igual que todas las demás mujeres somos ciudadanas, aportamos y construimos, no somos parte del decorado. Y exigimos respeto por nuestra dignidad y nuestros derechos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...
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Jim™ dijo...

110% de acuerdo! La verdad, me molesta completamente la seudo moralidad de esta gente que intenta controlar a las Mujeres de esa forma...
Mi labor ahora? Correr la voz!

Si señor!

Macarena dijo...

Amiga de la vida,
aquí desde lejos veo que estamos mal en Chile... la "moralidad" y las falsas escusas para adoptar la píldora están hechas por quienes quieren llenarse la boca de que tenemos un país decente.
Me indigna que tomen decisiones por mi!!
Aquí en UK la píldora la puedes comprar en cualquier farmacia... y solo tienes que llenar un cuestionario de 5 preguntas para asegurarte de que la píldora no te hará daño...
Aun nos falta historia parece...

Gracias por escribir tus opiniones y compartirlas con quienes pensamos igual.
Besos amiga.
TQM

CHELO dijo...

Una cosa, si se prohibiria la venta, a pesar de lo que dice Carlos Peña en su columna. Al fallar el tribunal, estabece que la pildora debe ser eliminada del sistema publico, completo, lo que incluye el registro en el I.S.P., por lo tanto un remedio no registrado no puede ser vendido en el sector privado.

Insisto en una pregunta que te hice, cuando un grupo de celulas dejan de ser eso, y pasa a ser un ser humano?
La verdad yo no lo se.

Paz dijo...

Amigos, gracias por opinar...
Mako ya ves que acá parece que el tiempo pasa solo para algunas cosas, otras se convierten en arcaísmos que debemos cargar...
Marcelo, siempre tan correcto en tus razonamientos, gracias por rectificar ese aspecto. SObre tu pregunta, me acojo nuevamente al contenido de la columna, donde una de las personas que redactaron el fallo consideró que en ese tipo de materias no se podían utilizar argumentos religiosos o personales.
Creo que en esto, mientras la ciencia no entregué hechos irrebatibles, siempre va a haber posiciones dispersas, permeadas por la ideología o las creencias religiosas.
AL fin y al cabo para mi es un tema donde la postura es defender el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, ya que sobre ella no hay polémicas de si es o no una persona de derecho. Cada cual verá, según sus posturas personales, lo que hace.

Carliño dijo...

Esto es otra muestra más de que vivimos en un pequeño feudo llamado Chile, que se esconde detrás de un cerro. Si no quedara tan en un rincón, ¿sería igual de atrasado?

Paz dijo...

¡Excelente pregunta!... ¿alguien podría responderla?

Lovage dijo...

Te faltó poner el "He dicho, señores" qué hermoso y que claro escribes.
Al terminar de leer sentí orgullo de ser tu amiga y parte de tu entorno. Tener poder de decisión como mujer, como madre, amiga, amante, hija es fundamental en este momento y se agradece que existan pensamientos así.
Para qué te digo que pienso igual y es cierto: da rabia estar bajo el control de otros que no están en mi pellejo y que no sufren mis mismos problemas, ¿hasta cuándo?
Y creo que tiene que ver un tema de geografía, no podría dar mi opinión en este espacio porque da para largo. Tengo muchas preguntas al respecto, también.
Besos, bella.

Paz dijo...

Toty:
Para mi es un honor ser tu amiga y es una de las cosa que más agradezco de las muchas que la vida me ha regalado...
Me ayuda esto de escribir y me alegra de compartirlo de saber que no somos pocos los que estamos inconformes con ser guiados y deber vivir con las decisiones que otros toman por nosotros.