sábado, junio 07, 2008

Sobre las responsabilidades personales

¿Qué tan responsables somos por el daño que hacemos? ¿Cómo se puede reparar el dolor que nuestras acciones provocan en otros? Creo que no es un tema menor para nadie, y para quienes que, como yo trabajamos con personas, es mayor aún.

El peso de mis actos puede ser tal que requiere de una constante revisión y de una actitud atenta a solicitar las disculpas para reparar el daño que una actitud inadecuada o una respuesta desacertada, provoquen.

En lo personal cuesta, porque a veces actúo desde la profunda creencia de que es lo correcto, pero lo que resulta bueno para mi, muchas veces provoca daño en los demás…y claro, obvio que eso tiene un impacto en quienes puedes seguir llamando amigos. Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero no sé qué tan cierto es. Hay heridas que sanan pero dejan cicatrices difíciles de superar, a mi me ha pasado, hay amores rotos, acciones erradas que no puedes olvidar y que abren una brecha invisible entre quién fuiste con alguien y quien podrás llegar a ser, pasado el dolor.

Lamentablemente, es difícil resetearse, y más difícil aún encontrar la acción, la palabra, el conjunto de ellas que haga posible curar los dolores causados, las desilusiones o los abandonos. Al final tiene que ver con los otros, aquellos a quienes herimos, las víctimas de nuestras decisiones y desaciertos, cómo ellos puedan revisar lo vivido y curar sus penas, si son o no capaces de reconocer que nos preocupan y que el daño causado no fue intencional e intentamos repararlo. En fin, si pueden perdonarnos e intentar seguir estando a nuestro lado, pero definitivamente, dadas estas situaciones, la pelota queda en su lado de la cancha. Ellos son los llamados a hacer la siguiente jugada. Nosotros, a esperar.

4 comentarios:

Lovage dijo...

Uuuuf, no sabes la cantidad de veces que me he preguntado lo mismo, no sobre el daño que me puedan hacer los demás, sino del daño que he provocado o puedo llegar a provocar en los demás.
No soy una persona de malos sentimientos, pero soy inmadura en muchos aspectos, ida, indecisa, egoísta y con la mente muy puesta en mi felicidad. Con esas características a la larga le puedo hacer daño a los que me quieren, a los que están a mi lado. Y lo he hecho, en esos momentos asumo toda mi responsabilidad, sólo que a veces no se lo digo al otro, por orgullo...esa es otra de mis características que pueden hacer sufrir al resto.
Eso de esperar que el otro de la siguiente jugada me ha pasado un sola vez, no me molestó en lo absoluto, fue bastante cómodo, o quizás yo estaba demasiado relajada, el punto es que mis emociones en ese momento estaban basadas en que la vida continuaba sí o sí.
Besos, amiga

Lovage dijo...

A veces me sorprendo de lo fría que puedo llegar a ser.

Paz dijo...

No creeo que este mal centrarse en uno mismo, pero si creo necesario reparar los daños de nuestro actos, o por lo menos intentarlo, para mi tiene que ver con cuidar los lazos, reconocer al otro y, también egoístamente, estar en paz conmigo misma...Lo del orgullo, no sé, si soy orgullosa, pero no estoy segura qué tanto afecta mis decisiones.
Creo que antes puede ser, ahora me encuentro tratando de querer y ser querida por lo que mi orgullo pasa a segundo plano, la mayoría de las veces.
Si la cagué asumo y hago lo posible porque los dueños de mis afectos me perdonen.
Como siempre gracias por tus lecturas y tus comentarios...nos podríamos juntar a escribir algo alguna vez, el manifiesto de la féminas...

Lovage dijo...

Aja! sí a...sería algo interesante.