lunes, enero 19, 2009

Después de un sábado...

Vengo llegando de la casa de una amiga donde estuve toda la noche riendo, conversando y bebiendo.

Nada mejor para mi sábado... tengo las palabras pegadas en el cuerpo,y no dejan que el sueño llegue a mi aún. Me siento algo fuera de mi eso sí, un tanto desconectada.

Pero también reviviendo algunas de las palabras, y veo que hice bien y también mal. Bien porque escuché y dije lo que creí podía aportar. Mal porque fui una bruta que se va de lengua con cosas que no debí decir.

En realidad no quise molestar, pero eso no me exime de mi error, me gustaría ser menos imbécil a veces, que haya tenido que hacérmelo ver una amiga me da mucha rabia…sería bueno ser mas adecuada. La historia de mi vida, cómo se aprende a ser ubicada.

Hay temas con los que tengo que tener extra cuidado. Como lo que dices cuando estás con tu ex pololo y su actual polola y que son amigos tuyos y te da por querer hablar mucho, demasiado de cosas que nunca, nunca debes volver a mencionar, como que sabes gustos o formas de ser.

La verdad es algo que hago con mis amigos también, eso de decir ah, “es que le gusta la roncola con dos hielos y limón” o ”no esperes que cuente una historia de corrido sin desviarse en detalles” (ambos de amigas mías) y que en el contexto de la amistad solo reflejan familiaridad, pero en ese otro contexto (que en si también es de amistad pero esta tamizado por peros) las familiaridades son como mínimo de mal gusto. Y si, por eso soy tonta y retonta.

Parezco una quinceañera…porque estás cosas son de sentido común máximo, algo que claramente me escasea.

Y nada, que igual sé de donde viene, no es el deseo de marcar territorio, ni de hacer sentir mal (aunque seguro lo hice y ni me di cuenta, más bruta que bruta), sino de conservar algo que cuesta mucho conservar luego de ser pareja: la amistad. Algo que estaba siempre al fondo de esos afectos y que muchas veces se diluyen en el aire tras una ruptura.

No tengo tantos amigos, la verdad son pocos a los que puedo llamar así y sentir la confianza de querer. Y definitivamente, una pareja es ante todo un amigo. Por eso duele tanto terminar. Por eso ese afán de rescatar las familiaridades.

Pero claro, ese no es el camino. El camino es otro que lleva tiempo, que hay que recorrer lento preocupándose de estar en la distancia, en el espacio común para desde él construir nuevos códigos porque los de antes ya no son válidos.

Y pensar mínimo tres veces antes de decir algo, pero es tan difícil, ese espacio, el de los amigos, es el único en el que no debo andar (hasta ahora) con mil filtros. En la pega debo contar las sílabas y las letras de lo que digo, en la casa algo así…entonces, el único espacio en que me había sacado esos filtros mentales era este, pero ahora tendré que aplicar uno.

Y está bien, no nací ubicada, muy por el contrario, nací inadecuada, y debo aprender a cuidar los espacios en los que vivo.

2 comentarios:

Asile Arabrab dijo...

Hermana: decir que naciste inadecuada me parece exagerado y en cuanto al tema de los filtros no sé si serán tan necesarios, más que mal, tú estuviste ahi antes que ella, y ella conocía esa verdad, los verdaderos amigos nos aceptan con y sin filtro...

Lovage dijo...

Esto tampoco, amiga mía.
Y deja de tratarte así...es de mi amiga de quien hablas!