jueves, abril 09, 2009

Tornillos, clavos y un conejo

Me balanceó en silencio abrazada a mi conejo. Y entonó una canción hace tiempo traída de las tierras en las que conocí a la Reina de corazones. Y sé que ese mundo ya huyó. Pero sigo aferrada a él. Clavada en su memoria. No importa que los demás crean que fue solo un sueño. Yo aún recuerdo mi té con el Sombrerero, y nada hará que cambie de parecer. No importa. Estaré esperando hasta que mi señor conejo vuelva a por mi. Aferrada a esta triste imagen suya. Balanceándome infinitamente. Ausente del reflejo del sol en las paredes acolchadas.